ya llegó

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Parecía que el invierno no llegaría nunca con este otoño estival que hemos tenido, pero ya esta aquí.

Sin solución de continuidad hemos pasado de las temperaturas casi veraniegas a tener las nieves en nuestras montañas de alrededor.
Todo comienza a prepararse apresuradamente para el invierno, que en estas tierras suele ser inclemente.

Sin embargo, nosotros aún tenemos tomates dentro de nuestros invernaderos. Supongo que los trabajos de entutorado y cuidado de las plantas que con tanto esfuerzo realizamos al comienzo de la campaña están dando sus frutos. Nuestros tomates no quieren marcharse de nuestro lado, y eso que les hemos explicado que es algo temporal, solo durante el invierno, que la primavera que viene volverán… pero ni por esas.

Las plantas de fuera hace mucho que se congelaron y ya estamos quitándolas y preparando el suelo para nuestro siguiente cultivo: los tirabeques.

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Éstos nos permitirán nitrogenar la tierra y que ésta se encuentre en óptimo estado para la campaña que viene sin necesidad de añadirle ningún químico.

Y quizás os parezca un poco tarde, pero como aún estamos comiendo tomate y para que lo tengáis claro, aunque sea ya para el año que viene, os mando unas fotos de cómo os recomiendo que preparéis nuestros tomates Rosas de Montaña o Corazón del Pirineo para que podáis degustarlos en todo su esplendor, tanto de sabor como de vista, incluso de olor (porque estos tomates cuando los partes, huelen de verdad).

Lo ideal es partirlos en rodajas transversales, como el carpaccio. Si salen muy grandes podéis dividirlas por la mitad.

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Un consejo de un amigo restaurador es añadirles una pizca de azúcar. Con esto conseguimos una reacción del ácido oxálico del tomate y, además de rebajar su acidez (que no es mucha), conseguimos extraer del tomate mayor cantidad de zumo. Lo que en Aragón llaman «suquillo», que junto con el aceite, dejará ese poso en el plato que es la delicia de los amantes de «el mojar con pan».

Vamos, perfecto para el michelín.

Después añadimos la sal al gusto y por último un buen aceite de oliva. El tipo de aceite también va en gustos, aunque la recomendación es que su sabor potencie el del tomate pero que no lo anule, con lo cual conviene que no sea muy fuerte.

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En las fotos podéis ver que pinta tiene.

Por lo demás estamos llenos de planes y nuevas ideas para el año que viene, pero ya os los contaré más adelante con los datos de la campaña tomatil.

Por ahora a disfrutar de los últimos tomates y de estos paisajes que el otoño, aunque tarde, nos regala en este pequeño Shangri-La que es el valle de Fantova.

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