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ASÍ SE HACE EL TOMATE ROSA DE MONTAÑA
A pesar de que la agricultura de montaña ocupa un extenso territorio, su importancia se ha mantenido en un segundo plano frente a la agricultura de otras zonas.
Esto es debido a las limitaciones que las zonas de montaña ofrecen por su orografía, el creciente abandono de las zonas rurales que ha llevado a la escasez de agricultores, las reducidas ayudas destinadas al sector agrario y la extinción de gran variedad de productos autóctonos. Sin embargo ofrecen una enorme ventaja, y es que gracias a que se ha mantenido el entorno natural y su paisaje, se ha revalorizado el atractivo turístico y están surgiendo nuevos y jóvenes agricultores involucrados en la producción de alimentos de calidad con sistemas de cultivo tradicional, con métodos sostenibles y ecológicos, que permiten la recuperación de los productos que, antaño, representaban para estas zonas su principal valor económico y social.
La Ley de Agricultura identifica a las zonas de agricultura de montaña, como territorios homogéneos, integrados por comarcas, términos municipales o parte de los mismos, que se encuentren o bien a una altitud mínima de 1000 m. o con una pendiente mínima del 20%. En los casos en que exista una combinación de altitud y pendiente, se definen con una altitud mínima de 600 m. y una pendiente mínima del 15%, excepto para los municipios rodeados de regiones montañosas en los cuales el porcentaje de pendiente se puede reducir al 12%.
Así pues, el tomate rosa, protagonista de esta aventura, es un tomate rosa de montaña que cultivamos en la comarca de la Ribagorza, en Huesca, concretamente en La Puebla de Fantova. En esta localidad se cultivaba en las huertas familiares para consumo propio o venta en mercados minoritarios y a punto estuvo de desaparecer porque los agricultores preferían cultivar otras variedades más resistentes y de mayor rentabilidad.
El tomate rosa de montaña es una variedad de tomate de piel fina, color rosado, de gran tamaño (entre 300 y 900 gr. de peso), aromático y de sabor exquisito, dulzón, carnoso y de pocas semillas. Cada planta tomatera produce un máximo de 5 kg. de sabrosos tomates. Debido a su gran tamaño necesitan más tiempo de maduración y son más trabajosos. Si tenemos en cuenta que otras variedades más industriales pueden producir hasta 20 kgs de tomates por planta, podemos entender facilmente porque se trata de un tomate tan especial.
El tomate rosa nos aporta propiedades nutricionales excelentes, tiene efecto antioxidante y es rico en vitamina A y C, además contiene minerales como hierro, fósforo, calcio, magnesio, zinc, cobre, potasio y sodio, necesarios para nuestro organismo, siendo además un gran aliado en dietas adelgazantes por su escaso aporte calórico. En definitiva, el tomate rosa de montaña debe estar siempre presente en una dieta sana y equilibrada.
La planta del tomate rosa es una planta de gran sensibilidad, con raíces delicadas que necesita mimos y cuidados diarios. En nuestros huertos, siempre bajo nuestra atenta mirada y protegidas de los factores climatológicos adversos, son cultivadas de forma ecológica mediante metodos sostenibles y productos respetuosos con el medio ambiente. Extracto de algas del mar del Norte, purin de ortiga o colmenas de abejorros para su polinización son algunos de nuestros métodos de cultivo. Por supuesto el riego esta pensado para conseguir la mayor eficiencia y ahorro de agua.
Nuestros tomates son tratados manualmente durante todo su crecimiento y proceso de maduración, todo ello hace de nuestro tomate rosa de montaña un tomate lleno de sabor que recuerda al auténtico «tomate con sabor a tomate» de nuestras abuelas.