Va en nuestra filosofía. En la variedad está el gusto y cuanto más variopintos y, como se dice ahora, “trasversales” sean las experiencias, las personas, los sentimientos, mucho mejor. Por eso hacemos cosas no del todo claras para muchos pero que son las que nos hacen diferentes.
Como nuestros tomates, como nuestros amigos.
Y por eso ahora, mientras nuestras tierras están cubiertas de fría escarcha esperando que, como diría Don Antonio, llegue el Milagro de la Primavera, aprovecho para recorrer otros mundos, vivir la naturaleza salvaje con intensidad y llenar mis ojos y mi espíritu de otros lugares, otras gentes y otras experiencias. Pero siempre la misma pasión.
Todo quedó preparado en nuestro huerto, de nuevo ayudados por la generosidad y el trabajo de un puñado de amigos que ya son de la familia. Nuestra cesta de productos llenos de paisajes y gente que ama lo que hace y la tierra donde lo hace ya está preparada y a vuestra disposición.
Y yo me voy al sur, pero al Gran Sur con mayúsculas. Os escribo estas lineas desde Punta Arenas en la Patagonia Chilena a la espera de que mejore el estado de la mar, y sobre todo el tremendo viento que siempre está presente aquí, para comenzar nuestra gran aventura. Durante dos meses recorreremos el estrecho de Magallanes, la cordillera Darwin. Iremos a la legendaria isla de los Estados, donde Julio Verne situó su Faro del Fin del mundo (no podía ser en otro lugar), y por último a la Antártida.
Contemplaremos paisajes infinitos a bordo de el Iorana, el pequeño barco de mi amigo Vicente Castro, y acompañado de unos pocos amigos, haremos posible la unión de dos de las grandes pasiones de mi vida: la fotografía y la aventura.
Y todo para que nuestros tomates sean diferentes y todo para que nuestra vida sea auténtica. Aquí las cosas son como antes, nada de teléfonos, ni wifi, ni ná de ná.
Solo viento, mar, naturaleza salvaje y libertad.