a falta de agua
No os creáis que estas temperaturas extremas que estamos viviendo estos días no nos están afectando.
Cuando una y mil veces contamos que este es un proyecto que, además de hacer un tomate fantástico, pretende demostrar que la agricultura de montaña con alto valor añadido puede poner en funcionamiento antiguas parcelas hoy en desuso, no lo decimos por decir.
Es una apuesta de alto riesgo poner casi 4000 plantas de tomate en parcelas que llevan muchos años sin cultivar. Y no solo porque los huertos y sus accesos estén salvajes y rodeados de naturaleza sin domesticar (jabalís, venados, zorros, tejones, etc.), también porque las antiguas acequias y todas las infraestructuras de riego están prácticamente abandonadas y su nivel de eficiencia es bajísimo.
Cuando hay mucha agua, que suele ser lo normal, no hay ningún problema. ¿Pero qué pasa cuando temperaturas cercanas a los 40º se prolongan durante más de un mes? Pues que estamos jodidos.
Y eso es lo que está pasando.
Horas y horas de trabajo intentando limpiar las acequias y colocando tubos para captar el poco agua que baja durante la noche.
Y al final de nuevo la misma historia, el esfuerzo generoso de los vecinos de la Puebla de Fantova que han tenido que venir con sus cubas y tractores a poner el agua que necesitan nuestros tomates.
Sin ellos ni uno solo hubiera sobrevivido.
Como diría Joaquín “Chirón», al que quiero agradecer de manera especial su cariñoso apoyo, «esto de la agricultura es jodido ¿verdad?”. Frase que me dijo a las dos de la madrugada desde la ventanilla de su todoterreno cuando me sorprendió en el huerto viendo si a esas horas bajaba algo de agua por nuestra acequia.
En fin, en otros tiempos a esas horas igual no estábamos en las acequias y las frases eran bien distintas. Cosas de la vida.
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