Larios con Coca Cola

Larios con Coca Cola

Yo antes, cuando antes era mucho antes, bebía Larios con Coca Cola en vaso de tubo. Y no solo lo hacía yo, también mucha de la gente de la que me rodeaba.

Como habrá alguno que no lo sepa, ahora que esta tan de moda lo “premium», Larios es la marca de una ginebra que se fabrica en Málaga. El nombre de ese combinado, ginebra con Coca Cola, para los que gusten de la erudición de barra de bar, es RAF.

En efecto, lo habéis adivinado, es el acrónimo de Royal Air Force, la Fuerza Aérea Británica.

Cuentan que durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los pilotos ingleses se preparaban para bombardear inmisericordemente Berlín o Dresde, se atizaban unas copitas de ginebra inglesa, imagino que por aquello del valor. Cuando a los aviones ingleses se les unieron los norteamericanos, se ve que a los pilotos yankees, la ginebra a palo seco se les hacía cuesta arriba y le añadían su bebida preferida, Coca Cola. Nostálgicos que eran los chicos.

Y así surgió este combinado que hoy pasa por ser de patibularios y gente marginal (¿a quién se le ocurre mezclar la ginebra con algo que no sea tónica?), pero que en su momento nos dio muchas satisfacciones.

Lo alucinante no era el combinado, que de todo tiene que haber en la viña del Señor, si no la ginebra Larios.

Se supone que estos correos son de tomates, ecología y vida saludable y por eso os ahorraré los detalles del anecdotario del Larios. De las veces que pensaron en el País Vasco que era policía secreto por pedir esa ginebra; del descubrimiento, después de ene consumiciones, de que con la misma botella y etiqueta había otra que se llamaba Lirios, y era esa, precisamente a mí, la que me estaban poniendo; de ver a las tantas de la madrugada, mientras esperan que se marchen los últimos pesados, como la usaban para limpiar la barra y los expositores de aluminio…

Todo eso ya os lo contaré en mis memorias.

Lo que viene al caso en este momento, es el motivo por el que durante años consumimos esa ginebra que hoy, que está tan de moda el tonteo del gin tonic florido, prácticamente ha desaparecido. Llegamos a la conclusión, todos nosotros, que, en una época que la bebida de garrafón estaba a la orden del día, había que encontrar una marca que sin ser una basura no mereciese ser rellenada.

¿Quién iba a molestarse en rellenar Larios si podía hacerlo con otras marcas mucho más caras?

Ahora visto en perspectiva, además de ahorrarnos miles (o millones) de horas de resaca, éramos unos adelantados a nuestro tiempo. Buscábamos, sin saberlo, lo auténtico. Pero sin aspavientos ni florituras, lo más básico, lo sencillo, lo que ya entonces estaba fuera de las modas.

Llevamos mucho tiempo valorando las diferentes soluciones para una plaga de ratones que tenemos en el huerto. Incluso dentro de la agricultura ecológica hay formas muy sofisticadas de acabar con los animalitos que se dedican a comer tomates cuando empiezan a madurar (quién lo iba a decir).

Y al final, ¡¡eureka!!, pensamos que lo mejor sería un gato. Mejor aún, una familia de gatos. Y no fue fácil llegar a esa conclusión, muchos kilos de tomate tirado dan fe de ello.

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Y el otro día, mientras paseaba solo por el huerto y me encontraba de vez en cuando con la familia gatuna, pensaba que como siempre la respuesta está en lo sencillo, en lo auténtico, en lo más básico. Como la ginebra Larios.

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Como nuestra familia de gatos que recorren cansinos las plantas cargadas de maravillosos tomates.

Bienvenidos, ya estáis en casa…

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